3) Se dice que una noche, en un bar de Buenos Aires, Nicolás Guillén, su compañero de ideas, tertulias literarias y exilio, escribió en una servilleta el poema “Un son para Portinari”. Años después, otro exiliado, el chileno Horacio Salinas, director del conjunto Inti Illimani lo musicalizó e incluyó en un disco y en el repertorio musical de dicho conjunto. La argentina Mercedes Sosa lo cantó por toda la América Latina.
Un Son para Portinari
Para Cándido Portinari
la miel y el ron,
y una guitarra de azúcar
y una canción,
y un corazón.
Para Cándido Portinari
Buenos Aires y un bandoneón.
Ay, esta noche se puede, se puede,
ay, esta noche se puede, se puede,
se puede cantar un son.
Sueña y fulgura.
Un hombre de mano dura,
hecho de sangre y pintura,
grita en la tela.
Sueña y fulgura,
su sangre de mano dura,
sueña y fulgura,
como tallado en candela;
sueña y fulgura,
como una estrella en la altura,
sueña y fulgura,
como una chispa que vuela...
sueña y fulgura.
Así con su mano dura,
hecho de sangre y pintura,
sobre la tela,
sueña y fulgura,
un hombre de mano dura.
Portinari lo desvela
y el roto pecho le cura.
Ay, esta noche se puede, se puede,
ay, esta noche se puede, se puede,
se puede cantar un son!
Para Cándido Portinari
la miel y el ron,
y una guitarra de azúcar
y una canción,
y un corazón.
Para Cándido Portinari
Buenos Aires y un bandoneón.